EL CARÁCTER DEL BOBTAIL
Es complicado entender el carácter del Bobtail sin haberlo disfrutado antes. Incluso habiendo tenido el placer de disfrutar de la compañía de un perro de cualquier otra raza, a menudo se convierte en una tarea harto difícil el hecho de explicar a un profano las virtudes del carácter de un Bobtail al que se haya criado correctamente. Se trata de un animal sociable, juguetón y cariñoso, como cualquier ejemplar de muchas otras razas. Sin embargo, el verdadero hecho diferencial del Bobtail, es su “sabia humanidad”.
Como mencionaremos en infinidad de veces a lo largo de este libro, un perro vive siempre para sus amos, a los que adora y observa permanentemente como modelos de comportamiento y como fuentes de criterio emocional. Pero el Bobtail, da un paso más en esa relación con los humanos, participando de modo activo en las relaciones familiares. Se trata de un animal que parece vivir para favorecer la armonía de la casa en la que habita. Su principal labor voluntaria, es la de ocuparse de que todo el mundo a su alrededor sea feliz, dando a cada cual lo que él ha observado que necesita. Así, será el más alegre compañero de juegos de los niños de la casa, poniéndose a su nivel en lo lúdico, mientras se mantiene al nivel de la mejor y más responsable de las nodrizas en lo que a cuidados se refiere. Será un excelente compañero de un adolescente mientras descubren el mundo desde la inmadurez de ambos, independientemente de la edad y la experiencia que tenga el Bobtail. Se comportará como un perfecto perro familiar o como un valiente guardián si es lo que los adultos piden de él, así como su excelente compañero de fatigas y hará sentir la paz y la tranquilidad que buscan los ancianos a los mayores de su familia.
De todos es conocido el tierno aspecto de algodón que ofrece un Bobtail, y parece este el ejemplo más apropiado dentro del mundo canino de concordancia física y emocional, pues el Bobtail es ese colchón de espuma que se adapta a las necesidades de todos los que le rodean, aportando a cada uno lo que necesita y en el momento justo es que lo necesita.
Su comportamiento “reflexivo” hace que cada miembro de la familia se sienta el favorito y el principal objetivo de sus atenciones.
Quienes tenemos la suerte de convivir con un Bobtail, le hemos visto en situaciones tan humanas que al explicarlas, hay personas que nos pueden tomar por locos. Esto es algo a lo que se debe acostumbrar el propietario de un Bobtail, pues es verdaderamente común generar ese sentimiento en nuestro entorno.
Situaciones de ese tipo, se dan cuando tras una discusión familiar, vemos como nuestro Bobtail coge cualquier objeto con la boca y se acerca a nosotros contoneando el trasero y agachando la cabeza entre suaves gruñidos provocando para jugar a los que se han visto involucrados en la discusión, y no parará de provocar hasta conseguir que ambos dejen entrever una sonrisa y se produzca una reconciliación.
Veremos, también a nuestro Bobtail acercarse a consolar a los niños cuando sus padres les han prohibido hacer algo, y sentiremos la enorme satisfacción de ver como les anima desde esa gran madurez que caracteriza al Bobtail, haciendo que el niño se distraiga jugando y se olvide del motivo de su aflicción.
El Bobtail, a pesar de tratarse de una raza de pastoreo, de ascendencia lipoide, lo cual suele indicar que se trata de perros de alto instinto jerárquico, es un perro familiar, que obedece a todos los miembros de la familia, siempre que se le trate con respeto y se le deje claro lo que queremos.
El propietario de uno de estos cariñosos ejemplares comprobará que se trata de una raza de perros muy peculiar en cuanto a sus necesidades de adiestramiento. Es un animal tan extremadamente observador, que una vez llegado a adulto, no necesitará de ningún adiestramiento concreto, pues sabrá siempre que es lo que queremos utilizando nuestros gestos y palabras, sin necesidad de que se le haya enseñado de un modo intensivo una serie de órdenes concretas. Así, asombraremos a nuestro vecino, al pedirle sin ninguna seña que suba al piso de arriba de la casa en tono de voz indiferente, o saldrá al jardín solo con que le hagamos un gesto de la cara que no tiene por qué ser siempre el mismo. Como es lógico esto no se debe a que se trate de perros que entienden completamente el lenguaje humano, ni tampoco a que sean tan inteligentes que sepan perfectamente lo que debe hacer en cada momento. La realidad, es que éste comportamiento, se debe a su principal característica, que es la absoluta devoción por sus amos, de modo que están observándolos a cada instante y siempre intentando responder rápidamente a cualquier necesidad, deseo o simplemente actitud que muestre su amo. Es por eso que cuando le decimos que suba al piso de arriba, aunque no le señalemos las escaleras, torceremos la mirada, y el perro entenderá que queremos algo relacionado con algo de esa zona, identificando también, el tono y las palabras que son similares a las que solemos usar otras veces. Inmediatamente, se dirigirá hacia allí, haciendo algo que hace habitualmente, que es subir la escalera. Estará permanentemente atento a cualquier nuevo gesto o sonido de parte de su dueño que le indique que no es eso lo que quiere que haga, y de no producirse, él perro continuará haciendo cosas que ya ha hecho anteriormente, es decir subirá la escalera y esperará arriba. Si no recibe más ordenes esperará atento para escuchar algo, y en la mayoría de los casos, se quedará esperando y se olvidará del motivo por el que subió y esperará tumbado tranquilamente en el piso de arriba.
Otra posible situación se habría producido en el caso en el que el perro se acercase a hacer otra cosa que estuviese relacionada con la mirada que dirigió su dueño al piso de arriba y las palabras que utilizó, puesto que estas palabras no han sido inculcadas al Bobtail en un proceso de adiestramiento. Si, por ejemplo, al lado de la escalera, está la cuna, y como es otra de las cosas que le solemos decir, es posible que el perro se vaya hacia la cuna en lugar de hacia la escalera (esto dependerá de otros factores, como la hora del día o algún suceso relacionado que indique al perro que es la hora de ir a la cuna o subir la escalera). Al dirigirse a la cuna, lo hará con una enorme atención en espera de una desaprobación o de una confirmación de que es eso lo que queremos, si en ese momento se le repite, “No cariño, hacia arriba” en cualquier tono cariñoso pero no efusivo, el perro interpreta que esa no es la opción correcta pero no interpreta que vaya muy desencaminado, por lo que cambiará su objetivo por la opción más parecida que se le ocurra. En este caso lo normal sería que subiese al piso de arriba, con la misma inquietud, esperando algo como “eso es, cariño”, o “espera arriba”. Palabras que por supuesto no entiende, pero que le confirman la actitud tomada. No debemos olvidar que en todos estos casos, existe la posibilidad de que la repetición de esas situaciones haga que a pesar de no ser rigurosos en el adiestramiento, nuestro Bobtail, vaya entendiendo infinidad de expresiones que en muchos casos nos sorprenderán.
Este tipo de adiestramiento basado en los refuerzos positivos, es completamente efectivo con el Bobtail, que se trata de un perro con una enorme “intuición” y una capacidad y actitud de anticipación sorprendentes. No será necesario, en la mayoría de las situaciones, mostrar a un Bobtail cómo se hace algo, solo hay que darle la oportunidad de que lo haga por sí mismo, y luego premiarle por ello.
Otra de las características del carácter de un Bobtail, es su gran empatía. Se trata de un animal con una enorme capacidad para sentir lo que sienten sus amos, lo que le da una prodigiosa capacidad de consolar, de acompañar, de comprender desde el punto de vista emocional. Es verdaderamente difícil ver en un Bobtail, la típica escena de un perro haciendo “monerías” fuera de tono o queriendo provocar a su dueño con juegos más o menos brutos con el fin de animarle.
El Bobtail siempre aporta lo que necesitan los seres que le rodean, y así se acercará tiernamente para que le abraces cuando estés triste, o intentará hacerte reír cuando estés enfadado, o distraerte si estás preocupado.
El Bobtail nos acepta tal y como somos, sin juzgarnos, sin imponer sus actitudes, ni anteponer sus necesidades. Un Bobtail es capaz de aguantar un día entero sin orinar y sin pedir que le saquen a la calle, si sabe que su dueño está en la cama porque se encuentra mal. Muy al contrario, no se separa de él, no comerá ni beberá ni hará ruido, ni le lamerá para despertarle. Simplemente estará a su lado esperando que en algún momento el enfermo estire la mano porque le apetezca o le reconforte acariciar a su fiel amigo.
El aspecto del Bobtail puede resultar imponente para aquellos que desconocen la raza, ya que no deja de tratarse de un perro de gran talla y muy bien musculado. Sin embargo, para aquellos que estamos familiarizados con la raza, se trata de un enorme peluche al que puedes coger y aplastar entre tus brazos, sin preocuparte si el perro te conoce o no te conoce o si es más o menos joven. Es una de las pocas razas de perro, que ante un dolor provocado tiene el reflejo de apartase en lugar de el de intentar morder. Esto podemos comprobarlo, cuando acariciamos a un Bobtail que tiene una pequeña otitis. Generalmente al acariciarle intensamente las orejas a un perro con Otitis, éste da un repentino gemido y “lanza” los dientes de modo reflejo hacia la mano que le ha causado el daño. Esto lo hacen, por supuesto sin intención de hacer daño, y en la mayoría de los casos no llegan a cerrar los dientes (dependerá de lo intenso del dolor causado). El Bobtail, nunca tiraría los dientes, sino que daría un fuerte tirón de la cabeza hacia el lado contrario a la vez que gemiría. Esto lo hemos comprobado cientos de veces en interminables sesiones de desenredado del manto, en el que estoicos ejemplares soportaban pacientemente los tirones, a cambio de sentirse mimados y llenos de atenciones por nuestra parte.
Esta paciencia unida a su increíble instinto maternal, hacen del Bobtail el pastor ideal, para los niños de la familia, para los niños del barrio que juegan juntos, para los perros que se reúnen con él en el parque, para cualquier animal que tengamos en la finca, y si nos descuidamos, para cualquier animal que encontremos en el campo, al que no perderá de vista, indicando cada uno de sus movimientos.
Su carácter afable y bonachón le hace un estupendo compañero de juego para los perros del vecindario, comportándose siempre con respeto hacia los otros, ya que no es un perro pendenciero y carece de cualquier pretensión escapista. Es un animal al que podremos llevar suelto a cualquier parte, sin que se separe de nosotros, salvo en las zonas en las que sabe positivamente que nunca le hemos regañado por separase, porque una cosa es bien segura, y es que a un Bobtail solo hace falta regañarlo una vez . Jamás hará nada que él sepa que le puede llevar a una regañina o puede disgustarnos.
La evolución del carácter del bobtail, pasa por el peluche juguetón que es cuando aun es un cachorro al peluche juguetón en el que se convertirá pasados ya los 18 meses. Ese pequeño trato torzón que es de cachorro, irá dando paso a un animal que nos sorprenderá por ese “saber estar innato” del que siempre hacen gala. No será necesario explicarle que no se debe orinar, ni correr, ni ladrar cuando le llevemos de visita a casa de unos vecinos o familiares, o cuando le llevemos en tren o en autobús. Su comportamiento nunca decepciona. Y lo mejor de todo, es que ese comportamiento lo aprende, generalmente observando, por lo que no será necesario, en la mayoría de los casos, que lo haga mal una vez para aprender. Veremos como cu comportamiento con los niños es envidiable, y hará las delicias de cualquier madre que le confíe a sus hijos, quizás por su instinto ancestral de controlar rebaños, o quizás por su enorme sentido de la responsabilidad en su puesto dentro de la manada. Su instinto le hace proteger a los niños de cualquier peligro, incluso de aquellos que los humanos no somos capaces de intuir, sin que ello le convierta en un vigilante aburrido, ya que será capaz de cumplir esa importante labor a la vez que sirve como objeto y animador de los juegos de los pequeños. Muestra de esto, es que en aquellos países en los que la legislación permite su asistencia los hogares infantiles, hospitales infantiles, o guarderías, es fácil ver Bobtails entre los niños.
Cuando decimos que el Bobtail es el más “humano “ de los perros, no pretendemos terminar de convencer al lector de que la convivencia con muchos de éstos ejemplares nos ha sacado de la realidad, o dicho de otro modo, nos ha vuelto locos. Al decir esto, pretendemos hacer entender al lector, que el Bobtail es un animal que necesita sentirse integrado en la manada, compartiendo todas las actividades, lugares, y objetos que conforman lo cotidiano de la unidad familiar. Es por ello, que veremos a nuestro Bobtail sentarse a la mesa con una educación y una delicadeza de la que no todos los humanos podemos presumir. Veremos también, como come con una educación exquisita de un plato que le pongamos con comida, sin posar las patas o la cara sobre la mesa, sin tirar nada del plato, incluso sin mancharse la nariz. Veremos como espera sin hacer ningún ruido a que le rellenemos o le cambiemos el plato, o como ignora las migas de pan que han caído fuera del plato. Entonces comprenderemos que no se trata de una raza más. Esa característica tiene una parte divertida, y otra que lo es menos, ya que esa extremada sensibilidad le hará sufrir mucho e incluso deprimirse, si no le permitimos sentirse un poquito “humano”, si le prohibimos que se suba de vez en cuando a la cama, o se siente a la mesa, o le encerramos en una perrera o en una habitación separada de las nuestras.
El Bobtail es un perro que se hace querer, del cual podemos esperar todo aquello que seamos capaces de merecer, y como ya hemos dicho muchas veces, cambiará la vida de quienes decidan compartir su tiempo con él. Prueba de ello es que nosotros tenemos una enorme colección de fotografías y relatos proporcionados por aquellas personas que han adoptado un cachorro nacido en nuestro criadero, y que no dejan de sorprenderse cada día con nuevas y cada vez más emocionantes “hazañas “ de sus queridos compañeros que día a día les muestran nuevas formas de querer y dar amor. Puede estar seguro, el lector, que si más gente tuviera a su lado un animal así, algunas cosas de las que pasan en este mundo, no pasarían.
La palabra que mejor define el carácter de un Bobtail desde un punto de vista global es “equilibrio”. Se trata de un animal perfectamente equilibrado, de actitudes proporcionadas y respuestas progresivas, que jamás utiliza la violencia con los suyos, y que solo la utiliza con los extraños en su justa medida, y ante situación que indiscutiblemente lo requieren.
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