Por otro lado, un criador responsable, nunca dejará sus cachorros en una tienda, exponiéndoles a modificaciones importantes del carácter, así como a las penurias y carencias físicas que supone pasar varios meses expuesto al público en un espacio claramente insuficiente.
Si ya hemos aplicado todos estos consejos, estaremos ante el criador apropiado, y a él, deberemos hacerle las siguientes preguntas que estarán en función de cual sea nuestro modo de vida.
Si queremos un ejemplar que vivirá en un piso y pasará gran parte del día solo, no deberíamos adoptar al cachorro más activo de la camada, pues se aburrirá.
Si por el contrario tenemos una tienda cara al público, y queremos que se pase todo el día con nosotros en ella, no debemos elegir al más tímido.
Deberemos preguntarle sobre el carácter del ejemplar que nos gusta, y seguir su consejo. Es muy típico llegar al criadero y que nuestros hijos se abalancen sobre el primer cachorro que les hace caso.
Esa puede ser una excelente elección, pero también puede que nos equivoquemos. Ya que un perro más activo necesita más ejercicio, así como uno más mimoso no debería vivir en el jardín, ni el más independiente debería vivir con una familia numerosa.
Si hacemos caso del criador, y éste se ha interesado por nuestro tipo de vida, acertaremos con seguridad.
Sin embargo, no debemos olvidar que no estamos eligiendo un coche, sino alguien a quien querer, y por lo tanto, si hay un momento en el que un cachorro nos "entra por los ojos", debemos seguir a nuestro corazón, porque, pase lo que pase después, ésta habrá sido la elección apropiada.
Además, dejando aparte su personalidad, todos los bobtails tienen un excelente carácter.
Lo que sí podemos hacer es hablar con el criador antes de que nos enseñe la camada, y tomar una serie de decisiones anticipadas, que nos ayuden a no dejarnos llevar, tanto, por lo impulsos.
Debemos decidir si lo queremos macho o hembra, si lo llevaremos a concursos de belleza, si lo preferimos muy grande o más comedido y si tenemos alguna preferencia insalvable acerca de los colores.
En cuanto a si elegir macho o hembra, es una cuestión eterna, y que no tiene solución. Ambos son muy cariñosos, muy obedientes, igual de espectaculares, excelentes compañeros, deportistas, guardianes, etc.
La hembra tiene un ciclo menstrual que hace que cada seis meses aproximadamente sea, durante unos días, el objetivo de los deseos de todos los perros del barrio y si es macho, deseará permanentemente a todas las perras del barrio que se encuentren en celo.
Lo que no es cierto es que los machos orinen las paredes, o que los machos sean pendencieros y las hembras no. Para cuando un macho comienza a levantar la pata para orinar, es cuando empieza a marcar su territorio, sobre los 6 u 8 meses, y para entonces, ya le habremos educado a no orinar en casa ni en el suelo ni en la pared.
Y en cuanto a lo pendencieros que puedan ser, y dado que el Bobtail no es propenso a ello, solo será necesaria una educación cariñosa para tener un enorme peluche al que todos querrán tener cerca, por lo que ni los machos ni las hembras darán problemas.
La decisión puede dejarse al azar, o aplicar otros criterios, como el de si queremos que algún día tenga cachorros, o si nos interesa tener un excelente campeón de exposiciones que luego pueda ser un buen semental.
También, deberemos observar algunos detalles físicos, que nos garanticen la salud y la calidad de vida de nuestro futuro amigo
Y la ausencia de defectos genéticos que vayan en contra del estándar de la raza.
El cachorro debe reaccionar a los estímulos, es decir, que si le tocamos o le despertamos mientras duerme, debe moverse ya sea escapando o asustándose, o simplemente lamiéndonos, lo cual dependerá del tipo de estimulo que hayamos aplicado.
El cachorro estará tierno, tendrá la piel jugosa y bien hidratada. Si se tira de ésta, con suavidad, volverá inmediatamente a su sitio.
No tendrá la barriga colgante, ni la mirada triste. Jugará con sus hermanos o con los zapatos de su criador o los de cualquiera que se le acerque. Su pelo se verá brillante, aún estando sucio.
Con mes y medio, el pelo, tendrá una longitud de unos 2 cm. Sus deposiciones, deben ser compactas y si después de adquirido cambian, avisarás rápidamente a su criador y este te aconsejará qué hacer.
Si se le llama o se hace ruido, él atenderá rápidamente aunque sea de lejos y aun no tenga confianza con nosotros, se verá que está atento.
Caminará con paso firme, sin tambaleos, y moverá sus cuartos traseros como si pedalease en bicicleta.
Visto desde atrás, tendrá las patas paralelas, sin juntar los corvejones (codos).
Orejas caídas, mirada triste y piel reseca o poco elástica son síntomas típicos de un cachorrito que no se encuentra bien.
Si supera este primer examen, se trata de un cachorro aparentemente sano. Para que esto siga siendo así, no deberemos sacarle del criadero antes de que el criador nos asegure que el cachorro se encuentra preparado y después de haber constatado que come correctamente el pienso rehidratado que tiene a su disposición en la perrera.
En cualquier caso, nunca se hará antes de los 45 días de edad.
Antes de que el cachorro sea entregado, exigiremos al criador, que ya haya sido vacunado de la primera dosis de la vacuna Tetravalente u otra similar, contra la parvo virosis, el moquillo, la hepatitis infecciosa y la leptopirosis.